Fin de ciclo en Enreda

Pablo Martín
Diario de un Hacker Cívico
2 min readApr 20, 2018

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Photo by Dean Hinnant on Unsplash

Allá por el año 2000 entré en Ingeniería Informática. Mi relación con las Ciencias de la Computación era básicamente romántica, como alguna vez he expresado. Además provenía de una tradición política marxista por lo que mezclar tecnologías libres y modelos empresariales que emanciparan al trabajador me sonaba muy bien. Era la coartada perfecta, teniendo en cuenta mi desinterés por trabajar en las factorías de software de la época (finales de la primera década del siglo XXI o tiempos pre-crisis).

El encontrar a la Cooperativa Enreda me dió alas en un momento clave de mi vida, en ese momento en el que empiezas a planificar tu trayectoria profesional. Lo dicho, software libre, cooperativismo, o como decíamos en aquel entonces: tecnología, comunicación y sociedad. Esa era nuestra narrativa. Nuestro día a día era otro, plagado de gestores de contenidos y de trabajos poco divertidos o al menos estimulantes.

Habiendo nacido yo en un pueblo en el que casi la mitad de la población gira en torno a la Romería de El Rocío, y conocida mi repulsión por esa tradición, nunca me imaginé que mi trayectoria profesional consistiría en cabalgar, no caballos sino contradicciones.

Enreda tuvo dos momentos para mí: uno pre-crisis y otro post-crisis. En el primero, un trabajador tremendamente involucrado. En el segundo, un socio trabajador al que le iba la vida en ello. Y además, intentamos pasar de un modelo eminentemente de servicios a intentar realizar ciertas innovaciones tecno-sociales (Social on Banking, Social to Crowd, Mapa Ético). Ninguna funcionó (no como producto aunque sí como pegamento) pero fuimos capaces en los últimos cuatro años de realizar al menos trabajos más comprometidos y transformadores.

Todo tiene su momento y todo tiene su fin (incluso, como saben, la vida). Los años pasados han sido inolvidables (sería un necio si no lo reconociera). La cercanía personal extrema y la “autoexplotación” a la que nos somentemos por compromiso en las cooperativas es compleja de gestionar y a veces desenvoca en malentendidos. Muchas personas hemos pasado por la cooperativa, algunas siguen, otras se fueron. Y este es mi momento, el de abandonar el proyecto. Afortunadamente la Cooperativa Enreda sigue. Por desgracia siguen haciendo falta muchas más Enredas. Ahora, a seguir adelante. Sigue habiendo mucho trabajo por hacer.

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